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VER CARRITOVolver a los libros en la Tercera Edad
Ilustración del libro «El amor en tiempos del cólera»
“No podemos vivir el atardecer de la vida con el mismo programa que la mañana”…
Carl G. Jung
Desde marzo de 2020, nuestro país no sólo se vió enfrentado a una emergencia sanitaria con profundas implicancias económicas, sociales y culturales; sino que dejó en evidencia las condiciones de vulnerabilidad, desprotección y soledad que viven la gran mayoría de los adultos mayores en Chile.
Según las proyecciones realizadas sobre la base del Censo 2017, la expectativa de vida de nuestro territorio llegó en el presente año a los 80 años y se preve que para el 2050 las personas mayores representarán el 31,6% de la población del país.
Nuestros adultos mayores son un grupo diverso; en su mayoría son independientes, viven solos o en parejas, reciben pensiones bajas e ingresos o subsidios estatales que no alcanzan para ser destinados a pasatiempos, o compra de libros, lo que reduce sus estímulos, su campo de interacción y movilidad social, y a ratos sin saber qué hacer con su tiempo libre.
En este contexto la re-educación en la lectura sostenida y el acceso a los libros resulta de vital importancia como estrategia de fomento del lenguaje, la imaginación y la memoria, retardando la aparición de enfermedades y patologías.
Un lector frecuente previene el deterioro cognitivo, porque requiere el ejercicio de distintas zonas del cerebro. Las funciones mentales que se utilizan para leer requieren de las asociaciones, la comprensión de ideas y el funcionamiento de la memoria para mantener la información. Se puede pensar que gran parte de las personas llegada a una determinada edad, optará por pasar más tiempo frente a la televisión, hábito que genera menos actividad cognitiva, a diferencia de la lectura, que promueve una multiplicidad de efectos neuroquímicos y emocionales.
Leer es una medida protectora del bienestar mental que disminuye los niveles de estrés y es una herramienta que combate los sentimientos de ansiedad, angustia, pensamientos negativos o soledad. Por tanto es importante que los entornos cercanos podamos visibilizar y re-instalar la lectura en nuestros mayores reafirmando su autovalía y los vínculos con el mundo cambiante que los rodea.
Son muchos los estudios que recomiendan que para reencontrarnos con los libros en la tercera edad es necesaria la conciencia y la mediación de la familia, donde podemos seleccionar libros de historias simples que contengan emociones postivas, creando tiempos y espacios que faciliten y potencien este rito; por ejemplo podemos leer libros en familia y comentarlos, leer en espacios luminosos con letras grandes y a ritmos de lectura lentos o en intervalos, para que la constancia permita crear la costumbre, también podemos fomentar la visita a la biblioteca o la librería y regalonearnos con libros e historias que nos conecten con ese tejido humano del que somos parte durante todas las etapas de nuestra vida.
– Víctor González Frías –
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